No es habitual ver a un piloto hacer test con varias monturas antes de tomar una decisión, pero probablemente esto sea una de las ventajas que te da ser cuatro veces campeón del mundo de rallyes. Y es que Sebastien Ogier ha tenido la oportunidad de subirse, en apenas cuatro días, al Toyota Yaris y al Ford Fiesta para sacar sus propias conclusiones de cara a un posible fichaje para la próxima temporada.
Tras la decisión de Volkswagen de retirarse del Campeonato del Mundo de la FIA, el vigente campeón del mundo se encuentra buscando coche y equipo para lograr su quinto título consecutivo en 2017. Para ello el francés, nada más regresar del Kennards Hire Rallye de Australia, se ha desplazado hasta tierras catalanas para probar el Toyota Yaris WRC tanto en tierra como en asfalto, según ha confirmado Tommi Makinen.
Posteriormente el piloto de Gap tomó rumbo al Reino Unido para reunirse con el equipo M-Sport. Ogier y su copiloto Julien Ingrassia se han subido al Fiesta RS para realizar un test en la zona de Walters Arena en la que ha estado presente Malcolm Wilsom.
Alberto Novoa.