Nuestro viaje al Rallye de Monza. Por Borja Romero.
Este año aún no habíamos pisado ninguna prueba del WRC y no quisimos perder la oportunidad de estar en Italia para presenciar la última prueba del 2021. Especial además por ser la última de esta generación de coches y también porque aquí decían adiós Sebastien Ogier y Julien Ingrassia, que no volverán a correr juntos.
Con todos estos motivos nos desplazamos a Milán, en un vuelo complicado que nos condicionó un poco el fin de semana. Llegamos a Milán el viernes por la noche, con la idea de poder disfrutar del Rallye el sábado y domingo. Con los retrasos ocasionados en el vuelo, el sábado sólo pudimos disfrutar de un tramo "clásico", fuera del circuito. Nuestra primera opción era ir hasta el pueblo de Selvino a una zona intermedia. El enlace era una carretera de montaña que se hacía cada vez más estrecha. Cuándo estabamos a 8 kilómetros del tramo empezamos a ver coches ya parados que no podían continuar. El pueblo estaba colapsado después de la primera pasada y era imposible seguir hacia delante, a 8 kilómetros! Un tramo de montaña con pocos enlaces, peligro.
En ese momento tuvimos que dar vuelta e ir a nuestra segunda opción, la zona de salida. Encontramos un camino que nos dejó a 1 kilómetro aproximado de la salida, ahí aparcamos y caminamos. Era una zona bonita, de montaña y que en los primeros kilómetros hacía varias "paellas" seguidas en subida que se podía presenciar desde nuestro punto. En esta zona en la primera pasada, Neuville había tenido su salida de pista, donde arrancó parte de su defensa delantera.
Después de ver pasar los WRC y los mejores R5 nos dirigimos a Monza. Teníamos que recoger nuestra acreditación antes de entrar en el circuito, ya que no podíamos haber ido antes, como estaba previsto. El entorno del circuito de Monza es tremendamente bonito, un parque enorme, con una muralla que le permite mantener ese aroma clásico. Después de recoger la acreditación en las afueras de Monza, por fin pudimos acceder al circuito.
La entrada fue por todo lo alto, ya que faltaban sólo 5 minutos para la primera pasada del día a la SS de Sottozero, y cuando nos dimos cuenta, estabamos detrás de Adrien Fourmaux en el control horario de salida. Una situación subrrealista, ya que los "Marshall nos indicaron el camino hacia el Parking Media, sin percatarse de que estaban ya los coches llegando a la salida. Así que después de "fichar" en el control horario a toda velocidad y aparcar, estábamos ubicados en la recta de meta del circuito viendo pasar delante a Adrien Fourmaux, que nos lo habíamos cruzados minutos antes. La primera pasada la vimos ahí, en las famosas chicanes que se montan todos los años para el Rallye de Monza en la recta de meta. Al acabar dimos el primer reconocimiento por el circuito, por el que podías desplazarte casi sin restricciones. Para la segunda pasada escogimos la zona de meta, a la que llegaban en una curva de izquierdas de 90 grados muy estrecha. Eran las 17:30 de la tarde y ya era noche cerrada, por lo que los WRC ya salían con toda la lucería. El frio que hacía a esas horas tampoco era muy normal.... Al tener la acreditación de Alnoco Rallyes, me dirigí rápido a las asistencias para poder ver llegar a los pilotos oficiales y asistir a las ruedas de prensa que hacían en una carpa justo en frente del Motorhome de Toyota. Después de eso regresamos la hotel, que lo teníamos a pocos kilómetros de Monza.
Al día siguiente tuvimos que madrugar, a las 7:48 era la primera pasada por el circuito, y llegamos allí poco antes. Era una pasada a la versión Grand Prix, en la que no salían de lo que es el recorrido "circuitero", así que lo vimos en la recta de meta, aunque en una versión diferente que el día anterior. Después de tomarnos un cafecito caliente (necesario) y darnos una vuelta por las asistencias (facilidades que te da el estar todo concentrado en el circuito), volvimos al tramo para la segunda pasada. En ella yo me ubiqué en una de las variantes que hacían cogiendo un trazo de tierra. Una zona realmente espectacular donde ver estos WRC con las especificaciones de asfalto sobre tierra era precioso. Además desde donde yo estaba podía ver también una zona del circuito, y me coincidió ver los trompos de Solberg y Greensmith en una zona con mucha gravilla al volver al circuito. Con la posibilidad de moverme, fuí caminando hasta el óvalo y pude pasear por una zona tan mítica como espectacular. Es increíble la pendiente que tiene, que hace casi imposible subir a pie.
Para el último tramo la premisa era clara. Con el mundial practicamente decidido, había que estar en la meta. Al pasar los primeros coches me ubiqué en la zona del control stop donde fueron llegando los WRC, hasta el momento cumbre. Tras completar Elfyn Evans el recorrido sólo faltaba Sebastien Ogier. Muchos aficionados franceses esperaban en meta la llegada del Toyota número 1. En su último Rallye juntos Sebastien Ogier y Julian Ingrassia aumentaban su leyenda y conseguían su octavo título juntos además de la victoria en la prueba. Los momentos en meta tan cerca de los campeones franceses aún me ponen la piel de gallina días después. Además Ingrassia que ya confirmó que no volverá a correr más, estaba muy emocionado y transmitía toda su liberación y tensión tras tantos años. Momento inolvidable sin duda.
Luego me pude dirigir a la ceremonía de entrega de premios también, donde Toyota fue gran protagonista, por sus dos pilotos en el podium y su título también de constructores. Volví rápido a las asistencias y asistí a las entrevistas finales de los principales protagonistas, sobre todo para escuchar a Dani Sordo y también para estar con Cándido Carrera, con el que teníamos "temas" pendientes. Pude cruzarme con los campeones del mundo, aprovechando para felicitarlos, conseguir unos autografos en un día tan especial, y una foto para el recuerdo con Sebastien Ogier. También tuvimos anécdota con la familia Solberg (otro día la contaré). En resumen, aquí se acababa el mundial y nuestro Rallye de Monza. Una fantastica experiencia, en un Rallye totalmente "atípico" por su formato, pero que da diferentes posibilidades al aficionado de disfrutar además de un entorno espectacular como es este gran circuito.
Aprovechamos nuestras últimas horas en Italia para hacer un poco de turismo en el centro de Milán, y regresamos ese mismo domingo a casa, con una gran sonrrisa y ganas de más.
Borja Romero.