El piloto de Gap venció de nuevo en su Rallye y se coronó por décima vez, agrandando su leyenda.

Tiene 41 años, lleva varios "retirado" en su programa parcial, pero cuando llega el Rallye de Montecarlo, aquí no hay discusión posible. Ogier es el Rey
 
Después de escapársele la victoria el año pasado cuando había perdido a su tío (su gran impulsor en el mundo de los Rallyes) la misma semana de inicio de la prueba, su objetivo para este año estaba claro, poder dedicarle la décima.
 
En un Monte-Carlo con poca nieve, pero muchísimas trampas, hielo y zonas sin hielo pero que patinan igual o más, Ogier ganó un Monte-Carlo 16 años después de su primera victoria aquí. Una gesta sólo al alcance de deportistas de una raza y un nivel superlativo.
 
Ni el Campeón del Mundo Neuville, que se mostró errático durante el fin de semana, ni la vuelta de Kalle Rovanperä fueron capaces de inquietar a Sebastien. Su compañero Elfyn Evans y la nueva estrella de Hyundai Adrien Fourmaux fueron los pilotos que más difícil se lo pusieron al galo.
 
En un penúltimo tramo que puso las cosas patas arriba, Fourmaux recuperaba casi 24 segundos a Ogier y ponía la victoria del de Toyota en jaque, ya que se esperaba que el de Hyundai contase con mejores neumáticos para el Turini. Pero no fue así, y tanto Evans, que se jugaba también el segundo puesto, como un Ogier excelso, que además se hacía con la Power Stage, reafirmaban en este último tramo el doblete para el equipo nipón.
 
No sabemos si esta será la última victoria de Seb en Monte-Carlo como dejó entrever en sus palabras, pero haga lo que haga, el niño que de pequeño creció viendo el Rallye con su tío en el pueblo de al lado de casa, se ha convertido en Mister Monte-Carlo, superando todos los récords de esta prueba. Nosotros confiamos en volver a verlo el año que viene, en búsqueda seguro de una nueva victoria.
 
 
Borja Romero.