En esta edición volvía AlnocoRallyes a la primera prueba y más emblemática del WRC, para disfrutar de un Rallye y un fin de semana espectacular.

Nuestro viaje al Rallye Montecarlo lo iniciábamos el jueves bien temprano, saliendo de Oporto para aterrizar en Niza por la mañana. Con el tiempo suficiente para poder darnos un paseo por Mónaco y ver como los equipos iban descargando los coches para luego realizar la ceremonia de salida.
 
 
Al no poder retirar nuestras acreditaciones de la prueba en Mónaco, tuvimos que subir antes de lo previsto a Gap. Por lo que realizamos el trayecto de más de tres horas hasta la asistencia, llegando a Gap con poco tiempo por el lío que supone salir del Principado. Recogimos las acreditaciones, hicimos el Check-in en el apartamento, que este año lo teníamos en la Station de Laye y nos dirigimos a nuestro primer tramo del Rallye. 
 
La decisión era clara, debíamos ir al tercer y último tramo de la noche, por horarios y porque la noche del Montecarlo nos gusta pasarla en una zona con "ambiente". Así que nos dirigimos a las horquillas de Jarjayes, donde se congregó mucha gente y mucha pólvora. No sin contratiempos, ya que estuvimos en un buen atasco a 5 kilómetros del tramo, conseguimos llegar en tiempo y disfrutar del espectáculo que se formó en esa zona, de donde salen la mayoría de los vídeos de bengalas del Rallye.
 
 
Nos ubicamos en el exterior de una curva de izquierdas en la que frenaban para colocar el coche para la horquilla donde se encontraban todos los flashes de la mayoría de los fótografos del WRC, por lo que se hacía literalmente de día al paso de los coches. El tramo se neutralizó después de pasar los primeros WRC2, así que aprovechamos para marchar rápido, no coger atasco y poder irnos a dormir a una hora decente, después de casi 24 horas desde que nos habíamos levantado para coger el avión.
 
En la mañana del viernes, como teníamos el hotel realmente cerca, decidimos ir al primer tramo, sin tener que madrugar excesivamente. Fuimos a la zona final de Saint-Maurice - Aubessagne, ubicándonos en una zona que recordaba bastante a Rallyes como Ypres, por sus campos amplios y unas zonas muy embarradas, estrechas y que patinaban una barbaridad. Cada coche que pasaba lo hacía más rápido y nos gustó mucho Pajari, que atacó más que el resto. 
 
 
Arrancamos tras ver los Rally1 y nos dirigimos al tramo de La Breole - Selonnet, ya que creíamos que ir al segundo tramo era difícil por tiempo, menos mal, porque se neutralizó. Un enlace de una hora para llegar al inicio del tercer tramo, nos ubicamos en una bajada rapidísima ya que conocíamos el tramo del año anterior y nos habíamos quedado con la espina de no verlos en ese punto. Al venir la mayoría con neumáticos de clavos en alguna rueda, los coches se movían mucho, aunque era una zona totalmente seca. En este tramo fue donde Neuville y Tänak tendrían sus golpes, pero fueron después de pasar por nosotros, que estábamos a menos de 5km de la salida.
 
 
Después de reponer fuerzas y pensarlo bien, decidimos que en las segundas pasadas iríamos al tramo que nos quedó por ver a la mañana, el famoso Saint Leger-les-Melezes, para mi un tramo impresionante, seguramente el mejor del Rallye. Volvimos a Moissiere, la zona más alta de la estación de Ancelle y un año más nos equivocamos. La zona es preciosa, pero difícil de acceder, lo que te obliga a sólo ver ese tramo, y realmente la pasada que vimos, pues no fue una maravilla.
 
 
Todos tenían bien anotada la curva donde el año pasado Katsuta y Tänak lo pasaron mal, por lo que se lo tomaron con mucha cautela. Lo bueno es que nos daría tiempo a bajar a la asistencia para ver los coches recién llegados, la verdad es que pillamos un buen atasco bajando a Gap y no pudimos ver el momento la entrada de los Rally1 en el parque, que siempre está bien estar dentro de las entrevistas finales de día. Después del paseo de rigor por las asistencias, y de que nos cobraran 40€ por cinco cervezas, fuimos a cenar a una hamburguesería "de confianza" y a dormir.
 
El sábado los tramos nos quedaban bastante lejos, y después de dos días largos, decidimos no madrugar tanto y saltarnos el primer tramo, que además era el más lejano. Fuimos a Aucelon - Recoubeau-Jansanc en una zona cerca de meta con una bajada con botes que estuvo muy entretenida. Para acceder tuvimos que hacer bastante "Cross Country" ya que el acceso estaba con bastante barrizal, y caminamos un pequeño sendero para acceder. Fourmaux fue el que más "se tiró" en la bajada, dejándonos a todos boquiabiertos. 
 
 
Salimos rápido después de pasar Ogier que era el último Rally1 para intentar ir a la meta de Aspremont, que aunque llegamos ya era demasiado tarde para encontrar una buena ubicación, y decidimos quedarnos en el pueblo a ver como los coches llegaban una vez acabado el tramo. Buscamos un sitio para comer algo, coincidimos y pudimos charlar con Sara Fernández, y decidimos que haríamos 1 y 3 para la segunda pasada. 
 
Esto significaba ir a una zona intermedia del primer tramo de la tarde, una bajada rapidísima que tenía un pequeño salto antes, y acababa con unas enlazadas donde debían cortar. Primero vimos como negociaban el salto, donde Fourmaux volvió a ser el más espectacular, y luego vimos el final de la recta donde tenían que meter el coche para las enlazadas, muy bonita la pasada. 
 
 
En el tramo tres fuimos esta vez a una zona público, donde había muchísima gente, y a la que accedimos teniendo que cruzar un río por segunda vez en el día. Era una bajada también rápida, que luego tenía dos enlazadas que patinaban una barbaridad, cada vez más con el paso de los coches, y un cruce de izquierdas lento. Una zona amplia también donde nos encontramos con el segurata de "¡the line!" ........buen momento. Volvimos para Gap, pero esta vez ya no paramos en el service, y pillamos la cena para llevar y tomarla en el apartamento cómodamente, y preparar las maletas para la despedida.
 
 
El domingo nos pegamos un buen madrugón, a las 5 de la mañana todos en pie para poder ir al primer tramo que se disputaba a las 6:39. Las previsiones eran de que iba a nevar por la noche, por lo que lo primero que hicimos fue abrir la persiana, y vaya si estaba nevado!!!!. En Laye había buena cantidad de nieve y ya nos frotábamos las manos pensando en el día movidito que podíamos tener. La realidad es que en Jarjayes, a donde volvimos para ver las horquillas del jueves, no había nada de nieve, y eso que estaba a la misma altitud que nuestro apartamento, un chasco. Después de ver el tramo completamente de noche y dejar de escuchar el Yaris de Pajari a poco metros de donde estábamos nosotros, tras su golpe, arrancamos dirección el Col de Turini, justo después de ver a Oliver Solberg, Oliverio para los amigos!!!.
 
De camino ya nos percatamos que no nos daría tiempo a subir al Col, por lo que decidimos ir a la meta del Rallye. Además el Rallye se iba a jugar en el último tramo, ya que Fourmaux había recortado mucha distancia en el tramo anterior, iba a estar bonito. En meta vivimos momentos interesantes, como la victoria de Rossel, que celebraba junto al tercer puesto de su hermano Leo.
 
 
Los familiares de Ogier y Fourmaux estaban allí con los nervios a flor de piel, y la llegada de Ogier, celebrando su décima victoria en "su Montecarlo", fue verdaderamente emocionante. Después de poder ver de cerca el pódium que hacen allí nos dirigimos a Mónaco para comer algo y dar un último paseo. Además gracias a las acreditaciones de Alnoco Rallyes, Rallyepress y Radio Tui, hemos podido ver la ceremonia de entrega de premios en la plaza del casino desde un sitio privilegiado.
 
 
Nos dimos un último paseo por Mónaco, vimos el espectáculo que se montó en la curva de Loews , " recogimos " algún recuerdo de la 93 edición del Montecarlo y nos fuimos para el aeropuerto. Tocaba volver a casa y aun nos quedaba un vuelo movidito hasta Oporto y un viaje mojadito hasta casa, ya que las condiciones climatológicas a nuestro regreso, no eran las más idóneas, pero llegamos !!!.
 
 
Fin de semana finiquitado con éxito. Lo disfrutamos mucho ya que el Montecarlo es especial y viajar al WRC siempre es sinónimo de diversión y aventuras. Hasta la próxima.
 
 
Borja Romero.