Si había alguna duda Sebastien Ogier y su copiloto, Vincent Landais, han dejado claro este fin de semana en el Rallye de Paraguay sus intenciones al presentarse en la salida de la cita sudamericana, que se estrenaba en el Campeonato del Mundo de Rallyes de la FIA.
La novena corona es el objetivo prioritario para Sebastien Ogier, ya que su caracter ganador no le permite no ser el mejor, y ver a su homónimo Loeb con sus nueve laureles, en lo más alto del podio de los títulos mundiales, seguro que han afectado en la decisión del piloto de Gap, para en su programa, a principios de año parcial, estar presente en el resto de citas que nos quedan del WRC.
Además, el Rallye de Paraguay era una cita debutante en el Campeonato del Mundo de Rallyes de la FIA, por lo que ser el primero en escribir su nombre entre los ganadores de la cita sudamericana, seguro que también era otro objetivo.
La etapa del domingo llegaba con Ogier liderando la general, tras la mala suerte de Adrien Fourmaux y Kalle Rovanperä en las jornadas de viernes y sábado respectivamente, al sufrir sendos pinchazos cuando lideraban la general.
La lluvia amenazaba el cielo de Trinidad, como ya advertían los equipos en las jornadas previas. Y si la lluvia hacía acto de presencia, el terreno se iba a complicar mucho, ya que las especiales se podrían convertir en una " pista de patinaje ".... y la lluvia apareció. Las primeras consecuencias no tardaban en llegar ya que en la primera especial del domingo, Bella Vista, Ogier lograba marcar su décimo scratch del rallye, por delante de Ott Tänak. La lluvia afectaba más a Fourmaux, que partía a la ultima jornada en segunda posición. El francés de Hyundai perdía tiempo al irse recto en un cruce y calar, lo que le costó unos quince segundos. Su retraso respecto a Ogier en la general llegaba casi a los 30 segundos y comenzaba a ver como su ventaja con Tanäk y Evans comenzaba a diluirse.
La climatología daba un respiro en las dos siguientes especiales, en la que Ott Tänak volvería a sufrir un pinchazo en la parte trasera derecha. Evans y Neuville aprovecharon para adelantarlo en la general, mientras que Adrien Fourmaux llegaba al último tramo con solamente 3”3 segundos de ventaja sobre Evans, 8”7 segundos sobre Neuville y 10”9 segundos sobre Tänak.
La emoción estaba servida y la lluvia tenía preparada la traca final. La Power Stage iba a ser de locos !!. Sobre los 18.50 kilómetros de la especial de Misión Jesuítica Trinidad 2 comenzaban a salir los primeros participantes que lograban disputar el tramo en seco, pero la lluvia regresó para los últimos pilotos, es decir, los mejor situados en la general. Tänak y Neuville rompieron un amortiguador al caer tras un salto, aunque no lo pagaron realmente porque rodaban en condiciones secas. Neuville incluso se llevó los cinco puntos de la Power Stage, por delante de Rovanperä, Tänak, Evans y Katsuta.
Pero salía Adrien Fourmaux y se desataba el diluvio. Los franceses fueron los grandes perjudicados de las condiciones, dejándose 9,2 segundos, lo que les hacía descender hasta la cuarta posición de la general por detrás de Evans y Neuville.
Sebastien Ogier también sufría para llevar su Toyota GR Yaris Rally1 por el camino y se dejaba 19.9 segundos. El de Gap, gracias a la ventaja que tenía antes de salir a la Power Stage, lograba firmar su primera victoria en Paraguay y postularse como el favorito número uno en la lucha por el Campeonato del Mundo de Rallyes de la FIA.
Alberto Novoa.